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El valor del rostro: Face ID y la seguridad digital


Por: Eric Silva

El pasado 21 de junio se celebró el Día Internacional del Selfie, el cual surgió —como su nombre lo indica— como una manera de reconocer la popularidad del selfie en la cultura actual. Sin duda, se ha convertido en algo natural y cotidiano para muchas personas gracias a la proliferación de los smartphones y la presencia casi omnipresente de las redes sociales.

Se podría decir que tomarse una selfie es una forma de autoexpresión, de compartir momentos con amigos y seguidores. Este día celebra la individualidad y creatividad de la gente al capturar esos momentos. La popularidad de este tipo de fotografías nos recuerdan la importancia del rostro y el valor que éste puede llegar a tener.

La selfie tiene su auge a raíz de la incorporación de cámaras frontales en los dispositivos digitales y la facilidad que esto le otorga al usuario de poder tomarse fotos sin ayuda de una tercera persona. Con esto, también comienzan a masificarse herramientas como el reconocimiento facial, el cual es un método de identificación biométrica similar al uso de huellas dactilares, que se basa en el uso de las características físicas, específicamente las faciales, para identificar o verificar la identidad de una persona.

El sistema de reconocimiento facial utiliza patrones dinámicos únicos y algoritmos complejos, es uno de los métodos más seguros y eficaces en la identificación de personas. La imagen de un rostro se traduce en valores numéricos que cuando se combinan dan como resultado un patrón distintivo característico de esa cara.

Fue el 12 de septiembre de 2017 que se presentó la tecnología de reconocimiento facial desarrollada por Apple, Face ID. El iPhone X fue el primero en sustituir el Touch ID con este nuevo método de identificación, y a partir de ese momento se convirtió en la principal forma de autenticación de los dispositivos Apple.

De acuerdo con Apple, la probabilidad de que una persona pueda desbloquear un dispositivo que no es suyo con Face ID es de aproximadamente una en un millón, en contraste con la probabilidad de una en 50,000 para la tecnología Touch ID. Además, la información facial se cifra y se almacena de manera segura en el dispositivo.

El futuro del reconocimiento facial

En el presente, el reconocimiento facial facilita el desbloqueo seguro de dispositivos y la autenticación de identidad. Este avance tecnológico promete simplificar nuestras vidas y fortalecer la seguridad, pero también trae a la mesa algunos desafíos significativos. El uso indebido o la recopilación no autorizada de datos faciales podrían comprometer la privacidad de los usuarios.

El futuro del reconocimiento facial dependerá de cómo la sociedad y los líderes tecnológicos manejen estos desafíos éticos y legales, asegurando que el avance tecnológico se alinee con los valores humanos fundamentales y responda a las necesidades reales de las personas en un mundo cada vez más interconectado y digital.